Saturday, August 18, 2007

Cada persona que tu tratas, es tu maestro.

Cuando se ha cruzado hace mucho el medio siglo, pareciera en el entender de todos nosotros, que los profesores y los maestros han quedado muy atrás. Nada más equivocado, pues en verdad, uno debe trabajar siempre en busca del "don" de aprender. Todos los días puedes aprender algo y hasta el final de tus días. Incluso puedes aprender de tu alumno, de tu hijo, de tu nieto y seguramente, si se te ha brindado salud, de tus biznietos. Del mendigo que te pide, del encarcelado que procesas, del sufrimiento de tu cliente, del sol que te brinda su calor y de la tempestad que algo te advierte.
Yo, que ya estoy a punto de jubilar en dos años más, como profesor de mi querida Universidad Austral, confieso que trato de aprender. Incluso ahora, uno puede aprender sin que tu maestro de conozca y no ya, como antes, sólo de la lectura, sino también de la televisión. Tengo un nuevo maestro, que no me conoce y que todo indica que nunca me conocerá. Es Zang Zhi Guo, un maestro de Tai Chi, una disciplina maravillosa, que ciertamente te permite permanecer ágil y lúcido hasta bien entrados los años. Con el pensamiento, te doy las gracias maestro ejemplar y me congratulo de ser tu discípulo.

Monday, November 14, 2005

Don Alberto Baltra Cortés

Don Alberto Baltra Cortés, era extremadamente claro en sus clases. Interrogaba siempre al comienzo de la misma y era muy exigente en la precisión de las respuestas. Muy serio, extremadamente. Riguroso, estricto, pero en verdad, en el examen final se transformaba en muy bueno, y se veía que sufría si alguno de sus alumnos reprobaba.
Tenía un prestigio de excelencia e inteligencia, como pocos. Se contaba como anécdota que el profesor don Arturo Alessandri, cuando le correspondió tomarle examen, sin hacerle ninguna pregunta le colocó tres coloradas (máxima distinción) y le dijo que se fuera porque era el alumno más brillante que le había tocado tener. Don Alberto, entonces el estudiante, le agradeció pero le solicitó que le interrogara, pues no quería ser el precedente de algo tan singular. Se le tomó el examen y obtuvo...máxima distinción.
Más o menos en la época, en que fue nuestro profesor, don Alberto era precandidato presidencial, del Partido Radical. Naturalmente la Historia habría sido distinta. Los partidos de la coalición a la que pertenecía se inclinaron por don Salvador Allende.
Conservo con mucho cariño, los libros de don Alberto. Teoría Económica. Claros, sencillos, profundos. Es uno de los Maestros que más he querido y admirado.
Se iba caminando desde la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, hasta su casa, en alguna oportunidad, coincidimos y conversó conmigo. Era muy sencillo y agradable y para nada mantenía la seriedad de sus clases.

Saturday, November 12, 2005

don JAIME EYZAGUIRRE

Es difícil encontar alguien más ameno que don Jaime. Nuestro profesor de Historia Constitucional y de Historia del Derecho, era (y aún lo es en sus textos) un hombre genial. Sus clases sobre don Bernardo O'Higgins, por ejemplo, eran maravillosas y los alumnos de los cursos superiores, gustosos acudían uno y otro año a las clases del Maestro.
De nuestros héroes, conocía sus virtudes y las resaltaba, pero cubría con un pequeño manto los defectos de los mismos. Pero no dudábamos en que conocía cada detalle de nuestros inmortales.
Tenía opiniones que a primera vista, podrían aparecer descabelladas (y no tenía pelo nuestro calvo maestro) pero su explicación, nos dejaba meditando.
¿Chile un País Democrático? No, señor, el chileno es monárquico (espectación general), y se los demuestro, Pinto y su hijo, los Errázuriz, los Montt, los Alessandri. Y tenía razón nuestro Maestro, luego los Frei. Los chilenos siempre han querido y necesitado de un Presidente que en realidad sea un Rey, y que, en verdad, manda muchísimo más que los Reyes actuales.
OHiggins, Portales, Prieto, Bulnes, Montt, Alessandri, Ibañez, en la cúspide de sus respectivos poderes, fueron MONARCAS, Reyes absolutos.
Nos explicaba todo esto y nos demostraba que era así efectivamente y que ello era el resultado de la fusión de dos razas indómitas, que necesitan alguien Fuerte, que efectivamente mande, para que pueda existir orden en este País.
Investigador acucioso, hombre entretenido, de una y mil anecdotas.
Se dedicó a su pasión, a la Historia. "Me gusta el campo, voy continuamente al campo, pero yo no tengo campo, tengo amigos con campos"
¡Qué hermosos tiempos aquellos en que algunos profesores llegaban en micro a hacer sus clases!

Sunday, November 06, 2005

DON PATRICIO AYLWIN AZOCAR

Hay ocasiones en la vida, en que independientemente de la relación normal entre las personas, surge una conexión misteriosa, en el sentido de lo inexplicable o no conocido por nosotros.
Don Patricio fue mi profesor en el Instituto Nacional, en el colegio, nuestro querido primer foco de luz de la nación, y recuerdo perfectamente que le dije a varios de mis compañeros que "este profe va a ser Presidente" y, naturalmente, todos me decían que "de donde sacas eso". Eran los tiempos en que Eduardo Frei Montalva y Radomiro Tomic, eran las estrellas del partido de don Patricio. Sus clases eran claras, transparentes, sencillas, de tal modo que casi no era necesario estudiar, pues uno recordaba los ejemplos por muchos años. Yo aún recuerdo muchos. A fin de año, me correspondió imitarlo en la Cena en el "Chancho con Chaleco".
Eran otros tiempos y, cuando ingresé a la carrera de Derecho, en el último año, don Patricio dictaba la cátedra de Derecho Administrativo. Pensando aún, que quizás recordaría la imitación, opté por tomar la cátedra paralela, muy a mi pesar, pues sabía de su calidad como Maestro.
Sin embargo en el exámen, que formaban tres Maestros, el destino quiso que le correspondiera a él interrogarme, y cuando me senté, lo primero que me dijo fue "parece que nos conocemos".
Salí bien, en todo caso.
Pasaron los años, yo ejercía en Valdivia, los tiempos habían cambiado, y don Patricio fue invitado junto a otros distinguidos catedráticos, por el Colegio de Abogados de Valdivia y Osorno a un seminario en el Hotel Puyehue. Como Director del Colegio, me correspondió alguna relación con nuestros invitados, y cuando nos encontramos, le pregunté si se acordaba del Instituto. Para que decir que estuvimos conversando largo rato, esto por los años 80. En aquella misma época, un distinguido colega, Luis Toledo, se quejaba de la duración extensa del Gobierno Militar y yo le dije "Bueno y que te preocupas tanto, si después el primer Presidente, será de tu partido, y te puedo decir además quien será". El me dijo, Eduardo Frei Montalva, yo le respondí que no, Radomiro, igualmente que no; pensó y me dijo ¡AH, Gabriel Valdés!. No de nuevo. ¿Pero quién entonces?, Patricio Aylwin, le respondí. Me dijo que no, que estaba equivocado, que por que decía eso.
Simplemente, le dije, porque, así lo he sabido desde que fue mi profesor en el colegio. El y Luis Cárcamo, que se encontraba presente y todos estábamos en el Restaurant de los Suboficiales en Retiro del Ejército, se rieron de buena gana.
Pero don Patricio fue Presidente, tal y como a mí me había parecido muchísimos años atras.
Un día, en su último año de Gobierno, me llamaron desde la ILTMA CORTE DE APELACIONES DE VALDIVIA, el señor Presidente de la República, me había conferido el honor más grande que se le puede hacer a un abogado. Me había designado abogado integrante de la ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE VALDIVIA.
Siempre ha existido un lazo especial, inexplicable, entre mi profesor y su discípulo.
Insisto, siempre supe que sería Presidente, desde la primera clase que nos hizo, en el Primer Foco de Luz de la Nación, cuando yo tenía dieciseis años.

Monday, October 10, 2005

MAXIMO PACHECO GOMEZ

No obstante que en el Instituto Nacional, tuve naturalmente, como quiera que se trata del primer foco de luz de la nación, excelentes profesores, hubo una clase de mi primer año en la Escuela de Derecho, que me dejó literalmente con la boca abierta. Llegó el profesor, saludó, se sacó el reloj de su muñeca y lo puso delante de sí, y comenzó una clase extraordinaria. Yo, y estoy seguro que todos mis demás compañeros quedamos como hipnotizados y era tan interesante y atractiva la forma, que una vez concluída la hora de clase, me parecía que sólo habían transcurrido unos pocos minutos, y no, toda una hora que no sentí para nada, había pasado. Miré mi reloj, para asegurarme de que había algún error, y nada.
Clase tras clase el efecto era el mismo y era tan profundo, claro y más que nada, interesante lo que transmitía don Máximo, que sus clases parecían siempre breves, como que uno quería recibir más agua vívida y transparente de ese manantial inagotable.
Como no recordar aquella vez en que se refería una mañana otoñan con tal fuerza sobre Santo Tomás, que en un momento, mirando hacia la ventana, nos indicó que Santo Tomás iluminaba con su conocimiento, en los precisos instantes en que, haciendose eco el tiempo con las palabras de nuestro Maestro, ingresa un potente rayo de luz por la ventana a la que dirigíamos junto con el expositor nuestra mirada. Allí se terminó la clase y el hechizo de aquel mago continuará en mi por toda mi vida. He tenido la fortuna de escuchar a muchos maestros y políticos en mi vida, ninguno me ha impactado tanto, en el maravilloso don de la utilización de la palabra, como este magnífico profesor.

Sunday, October 09, 2005

Mis Maestros

Este blog tiene por objeto el recordar a mis Maestros. A todos lo que lo han sido durante mi vida, desde lo que entonces se denominaba "preparatorias", hasta los universitarios.
Mi primera gratitud es para la Señorita Lucero, mi profesora de mis primeros cursos en el Liceo de Hombres de Antofagasta. Recuerdo que se casó siendo profesora y nosotros la saludamos con un "Buenos dias señora", en vez del acostumbrado "Buenos días señorita". Posteriormente, en el Liceo José Victorino Lastarria, de Miguel Claro, en Santiago, recuerdo al señor Palacios, un excelente profesor.
Luego, el Instituto Nacional, con el inolvidable "Chanco Arenas", de francés, el Chancheta de dibujo, el "Führer" Poblete; el "Paquetón", de Historia; El "Tuto" Arias, también de Historia, y nuestro profesor de economía política, al que me correspondió imitar en la fiesta de fin de año, Patricio Aylwin Azócar.